La vida de Diana Frances Spencer es análoga a una historia de novela. Nació el 01 de julio de 1961 en el seno de una sencilla familia de la pequeña nobleza, y vivió la mayor parte de su infancia junto a sus padres y sus tres hermanos, Sarah, Jane y Carlos. Sin embargo, la estabilidad de su familia se vio afectada cuando en 1968 los Spencer decidieron divorciarse.
Los siguientes años de Diana transcurrieron bajo la custodia de su padre Edward John Spencer, octavo conde de Althorp; cursó sus primeros estudios en Norfolk, a los 18 años viajó a Suiza para trabajar como maestra en un jardín de infancia y finalmente se estableció en Inglaterra, donde sin pensarlo conocería al príncipe Carlos de Gales, heredero de la corona británica.
Real historia de amor
El 29 de julio de 1981, Diana Spencer, también conocida como Lady Di, se convirtió en la princesa Diana de Gales, esposa de Príncipe de Gales; la unión fue un gran acontecimiento social de repercusión internacional retransmitido por televisión a más de setecientos millones de espectadores, al que asistieron más de setenta jefes de Estado causando revuelo en la prensa internacional por tratarse de una plebeya casada con un príncipe.
Este importante paso en la vida de Diana significó grandes cambios, pues mientras a su flamante esposo le gustaba la ópera y las galerías de arte, ella prefería ir de compras y moverse con el ritmo del pop. Sin embargo, la nueva Princesa asumió su nueva condición con responsabilidad, asistiendo a más de quinientos compromisos oficiales que anualmente comprometían su agenda y ofreciendo la imagen de elegancia y sobriedad que caracteriza a los miembros de la realeza.
Sus apariciones en público afianzaban cada vez más el cariño que las personas le demostraban por su belleza y candidez; sola o en compañía del príncipe Carlos, Lady Di recibía expresiones de afecto y aceptación, ése fue el empuje que la Princesa necesitó para comenzar su labor como activista social.
A un año de contraer nupcias, los príncipes de Gales tuvieron a su primer retoño, el príncipe y nuevo heredero a la corona británica, Guillermo; dos años más tarde nació Enrique, el segundo y último hijo del matrimonio. Diana siempre intentó llevar una vida de familia normal, cuidar de sus hijos y educarlos, pero la vida de una princesa no le permitió hacer todo lo que deseaba.
De princesa a reina de la caridad
Diana de Gales fue la mujer más fotografiada en su época, no precisamente por ser la esposa del príncipe Carlos, sino por su dedicación a luchar por los más necesitados, sus viajes por el mundo entero acariciando a los enfermos y trabajando activamente para eliminar las minas antipersonales. Prestó su imagen pública a diferentes organismos humanitarios y apareció en multitud de actos en favor de los sectores más marginados de la sociedad. Fue bautizada como “la princesa mediática” por la polémica ambigüedad entre su tormentoso matrimonio con Carlos y sus altruistas y humanitarias acciones en pro de los marginados.
Diana fue adorada en vida por quienes recibieron sus muestras de afecto y compasión; fue recibida por el fallecido Papa Juan Pablo II en 1985, se encontró con la también fallecida Madre Teresa de Calcuta en una campaña de la línea roja americana en contra de las minas terrestres; puso en venta los vestidos y trajes utilizados por ella en sus compromisos oficiales para reunir fondos de caridad, y siempre aseguró "Nada me da hoy tanto placer como poder ayudar a los que, en nuestra sociedad, son vulnerables".
Los siguientes años de Diana transcurrieron bajo la custodia de su padre Edward John Spencer, octavo conde de Althorp; cursó sus primeros estudios en Norfolk, a los 18 años viajó a Suiza para trabajar como maestra en un jardín de infancia y finalmente se estableció en Inglaterra, donde sin pensarlo conocería al príncipe Carlos de Gales, heredero de la corona británica.
Real historia de amor
El 29 de julio de 1981, Diana Spencer, también conocida como Lady Di, se convirtió en la princesa Diana de Gales, esposa de Príncipe de Gales; la unión fue un gran acontecimiento social de repercusión internacional retransmitido por televisión a más de setecientos millones de espectadores, al que asistieron más de setenta jefes de Estado causando revuelo en la prensa internacional por tratarse de una plebeya casada con un príncipe.
Este importante paso en la vida de Diana significó grandes cambios, pues mientras a su flamante esposo le gustaba la ópera y las galerías de arte, ella prefería ir de compras y moverse con el ritmo del pop. Sin embargo, la nueva Princesa asumió su nueva condición con responsabilidad, asistiendo a más de quinientos compromisos oficiales que anualmente comprometían su agenda y ofreciendo la imagen de elegancia y sobriedad que caracteriza a los miembros de la realeza.
Sus apariciones en público afianzaban cada vez más el cariño que las personas le demostraban por su belleza y candidez; sola o en compañía del príncipe Carlos, Lady Di recibía expresiones de afecto y aceptación, ése fue el empuje que la Princesa necesitó para comenzar su labor como activista social.
A un año de contraer nupcias, los príncipes de Gales tuvieron a su primer retoño, el príncipe y nuevo heredero a la corona británica, Guillermo; dos años más tarde nació Enrique, el segundo y último hijo del matrimonio. Diana siempre intentó llevar una vida de familia normal, cuidar de sus hijos y educarlos, pero la vida de una princesa no le permitió hacer todo lo que deseaba.
De princesa a reina de la caridad
Diana de Gales fue la mujer más fotografiada en su época, no precisamente por ser la esposa del príncipe Carlos, sino por su dedicación a luchar por los más necesitados, sus viajes por el mundo entero acariciando a los enfermos y trabajando activamente para eliminar las minas antipersonales. Prestó su imagen pública a diferentes organismos humanitarios y apareció en multitud de actos en favor de los sectores más marginados de la sociedad. Fue bautizada como “la princesa mediática” por la polémica ambigüedad entre su tormentoso matrimonio con Carlos y sus altruistas y humanitarias acciones en pro de los marginados.
Diana fue adorada en vida por quienes recibieron sus muestras de afecto y compasión; fue recibida por el fallecido Papa Juan Pablo II en 1985, se encontró con la también fallecida Madre Teresa de Calcuta en una campaña de la línea roja americana en contra de las minas terrestres; puso en venta los vestidos y trajes utilizados por ella en sus compromisos oficiales para reunir fondos de caridad, y siempre aseguró "Nada me da hoy tanto placer como poder ayudar a los que, en nuestra sociedad, son vulnerables".
Según algunos biógrafos, poco después del nacimiento de su segundo hijo, el matrimonio de Diana y Carlos ya mostraba serios signos de crisis ocasionados por una tercera persona; según declaraciones de la propia princesa en vida “en mi matrimonio, siempre fuimos tres”.
La situación de la relación amorosa de Carlos con Camila Parker, con quien finalmente contrajo segundas nupcias, fue una sombra que la acompañó durante su matrimonio con el Príncipe y tras varios años de apariencias inútiles, Diana decidió separarse definitivamente y el 28 de agosto de 1996 firmó el divorcio con el que perdió absolutamente todo el tratamiento de alteza real.
Después de este amargo pasaje que mantuvo a Diana sumida en depresiones e intentos de suicidio, renació una nueva Lady Di, más moderna y segura de si misma.
La disolución de la unión de Diana y Carlos no fue un indicativo para que la prensa se alejara de la aún llamada princesa; los paparazis seguían sus pasos día y noche para reseñar en la prensa tanto sus actos de caridad como sus salidas amorosas, amistades, reuniones sociales, etc.
La situación de la relación amorosa de Carlos con Camila Parker, con quien finalmente contrajo segundas nupcias, fue una sombra que la acompañó durante su matrimonio con el Príncipe y tras varios años de apariencias inútiles, Diana decidió separarse definitivamente y el 28 de agosto de 1996 firmó el divorcio con el que perdió absolutamente todo el tratamiento de alteza real.
Después de este amargo pasaje que mantuvo a Diana sumida en depresiones e intentos de suicidio, renació una nueva Lady Di, más moderna y segura de si misma.
La disolución de la unión de Diana y Carlos no fue un indicativo para que la prensa se alejara de la aún llamada princesa; los paparazis seguían sus pasos día y noche para reseñar en la prensa tanto sus actos de caridad como sus salidas amorosas, amistades, reuniones sociales, etc.
La persecución de la que comúnmente era víctima, llevó a Diana a un viaje sin retorno y el 31 de agosto de 1997 la vida de la eterna princesa se apagó en el túnel del Puente de Alma en París, cuando el automóvil en el que viajaba junto a su nuevo compañero sentimental el millonario Dodi Al-Fayed, impactó contra una de las columnas mientras trataban de escapar de fotógrafos que los acosaban para obtener una fotografía
"La mayor dolencia que el mundo sufre actualmente es el mal de la falta de amor. Sé que puedo dar mucho a esas personas carentes, por un minuto, una hora, un día o un mes, y es eso lo que quiero hacer. Es preciso que alguien que posea una vida pública pueda dar cariño y afecto a las personas, y hacerlas sentir importantes. Personas como yo pueden apoyarlas y ser una especie de luz en el final del túnel. Para mí ese es el único camino posible. Nada me hace más feliz que intentar ayudar a los más débiles y vulnerables de la sociedad. Si alguien que precisa de mí, me llama, voy a su encuentro no importa donde este. Me gusta tocar a las personas, es un gesto que me nace naturalmente, no es premeditado, brota del fondo de mi corazón. Nunca me consideré a mi misma como la reina de mi país. Me gustaría ser la reina en el corazón del pueblo"."Hay que dejarse guiar por el corazón, no solo por la cabeza... Mi padre me enseño a tratar a todos por igual y espero que William y Harry sigan mi ejemplo... que traten de entender las inseguridades, emociones, angustias, sueños y esperanzas de los más necesitados"
Diana, Princesa de Gales
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